vendredi 15 août 2008

¿Arte o delito?

Hace tiempo que escribí este texto y veo necesario ponerlo aquí, simplemente porque es verídico y no quiero olvidar este momento que tanto marcó mi vida.

Y en el silencio se escuchaba algún rumor pero daba por creído que eran mis propias paranoias. Y entonces:

- ¡¡Quedaros quietos!! ¡¡No os mováis!!- estalló mi peor pesadilla.

Éramos cinco: tres grafiteros y dos cómplices. Nos habían cortado las alas.
Se derrumbaban las esperanzas de poder salir de allí con aires de victoria, sabiendo que habíamos echo mal, pero que no nos habían encontrado.
Acabemos en comisaría.
En el mar que son nuestros rostros se podían observar diferentes expresiones:
En Serot se apreciaba un rostro de completa insuficiencia, se creía Dios, a su manera: ERA Dios, había cometido un delito, lo sabía, y le daba igual, le daba igual lo que pensase su familia (que ya había pasado por situaciones similares con el chico) y quien se pudiese sentir afectado por sus actos. Brazos cruzados y cabeza alta, así se sentía él.
El mayor de todos estaba cabreado con la vida, los planes le habían salido mal y, quizás por primera vez en su vida, había podido ver que la vida no es tan bella como se dice, tiene sus percances y sus caídas, por suerte podemos levantarnos. Pero el no lo veía así. Bronca de su madre y de su padre, un problema más en una familia de poca economía: dinero que pagar.
El pequeño, pero no por ello físicamente menor, estaba preocupado pero expresaba indiferencia, intentaba calmarnos a todos pero le era imposible, cada uno de nosotros éramos un bucle de sentimientos, odio, ira, dolor, tristeza, pena de un alma abatida. Nadie podía pararnos, ni su optimismo, ni sus chistes. Fue quien mejor soportó la situación.
Mi compañera, lloraba desconsolada.
Yo a ratos lloraba, a ratos reía, mi nerviosismo se podía percibir en cada uno de mis movimientos: caminaba por la sala, me mordía los labios, sonreía, gritaba, hablaba desenfrenadamente, me quejaba, maldecía esta puta vida… Me quería morir, escapar, pero a la vez quería seguir viviendo y aprender de este error. Así, así de maníaco-depresiva me sentía yo.
Todo quedo en la advertencia y un "esperad pronto la multa".
Hoy día ha pasado un mes y algunos que otros días, me pensaba que los "mossos" se habían olvidado de nosotros y de aquel día que la secreta nos cogió. Pero me equivocaba, y de bastante. Hoy ha llegado, una carta, y no es la multa directa. Fiscalía (Justicia de BCN) tengo que ir a recoger la maldita notificación a correos y se de sobras lo que es.
Se me avecina un juicio en el que nadie hará caso a mi palabra, solo me queda desear no estar viva para el día en que transcurra.

Aucun commentaire: