samedi 23 août 2008

Muñeca de cristal, destino fatal

Tus ojos, muñeca de cristal, relucen con la noche,
Tus pies avanzan firmes ante tanto derroche innato,
El veneno puro que hay en tus lágrimas acude sumiso,
en la llamada de tus sedientos labios, suave narciso.

Avanzas poco a poco por la escala de la guillotina,
Aires de superioridad, el temor arde por dentro,
El metal abraza con violencia tu cetrina piel, fina,
Y como la miel, tus labios dulces articulan un adiós.

Nadie llora tu difunto cuerpo que en tierra yace,
Sumergido en capas de barro bajo el terco suelo,
En mi cajón quedarán poemas, versos de hace tiempo,
Donde se hallaba la luz de tus ojos reside un negro velo.

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